¿Has escuchado el cuento de El patito feo? El cuento que habla sobre un patito que nació diferente a sus hermanos y que por ser diferente lo llamaron raro y feo, su mamá apenas lo quería que prefería que su patito se marchara del nido, así lo hizo y comenzó toda una aventura hasta que descubrió que no era un pato si no un cisne.
Hay una cosa que pasa dentro del patito cuando se da cuenta que es un cisne ya que toda su vida creció recibiendo insultos hacia su aspecto, despierta una nueva visión sobre si mismo que en un inicio le resulta ajena a pesar de ser verdadera. El patito estaba acostumbrado a ser tratado con desprecio, no sabe ser admirado. Podemos observar ese mismo comportamiento en los animales que han sufrido violencia y cuando son rescatados se observa un temor en ellos, al inicio no saben recibir caricias pues su cuerpo lo único que conocía eran golpes, les resulta desconocido este nuevo panorama.
El patito representa a una figura que aún no madura pues sus decisiones se basan en su instinto, solo busca sobrevivir. El cisne en cambio sabe su grandeza y es admirado por su belleza, tiene lo necesario para vivir, el trato que recibe por los demás seres le permite vivir en tranquilidad y paz. El patito y el cisne son una expresión diferente del mismo ser.
Este mismo proceso lo puedo ver en mí, soy una persona diferente a la que era hace 2 años y mi versión de hace 2 años es una diferente a la que era hace 5 años. También aplica para el futuro, quién soy hoy no es la misma versión a la que seré en unos años porque mi naturaleza es crecer, aprender, madurar, cambiar al igual que el patito pasó a ser cisne.
Cuando escucho de cambios a veces lo veo ajeno porque no me percibo como alguien fugaz si no como alguien eterna y es que entre más habito en el presente un segundo dura una vida entera.
En el presente existe el patito y el cisne a la vez, el patito siempre fue cisne pero actuaba como pato, el cisne seguirá sabiendo lo que es ser un pato y habrá veces en que se comporte como tal. En este cuento el cisne representa a la versión más auténtica y elevada de nosotros, el patito representa a la versión herida, ¿cómo pasar de una a otra?.
Este cambio de paradigma es lo que llamamos “el proceso de sanación” que realmente se ve de manera diferente para cada quién pero sí hay algo que tenemos en común y es el pasar de modo sobrevivir a vivir. Si no hay ninguna amenaza entonces puedo descansar y disfrutar. Una vez que el cuerpo conoce lo que es tener un sistema nervioso regulado a través de meditaciones, ejercicios de respiración, movimiento o cualquier otra técnica que te haga habitar el presente te darás cuenta que puedes moverte entre ambos estados (supervivir - vivir) porque ya no solo conoces la supervivencia ahora hay algo más!!
Este proceso puede llevar meses incluso años, el tiempo no está definido por un agente externo si no por ti. Y entre más tiempo pases en el modo “vivir” más fácil será identificar cuando actúas desde la supervivencia.
La presencia es uno de esos grandes regalos de la vida. En la presencia habita todo lo que eres y puedes observar qué de todo eso se está expresando en tu exterior. A través de la presencia puedes darte cuenta de que versión de ti es la que está respondiendo.
OBSERVAR PARA CAMBIAR
Cuando estás presente con lo que eres, las cosas solo son. No hay bueno ni malo porque se trasciende el pensamiento dual. El patito y el cisne son dos polos de la misma cosa, si eres uno no estás condenado a serlo por siempre, es imposible porque dentro de uno existe una parte del otro. Digamos que para ser cisne hay que acostumbrar al patito a ser tratado como cisne.
“Tratarme como un objeto precioso me hará más fuerte”, dice Julia Cameron en su libro El Camino Del Artista.
No soy ningún ser feo, raro, extraño solo estoy siendo yo y mis diferencias son las que me hacen ser admirada.
Amar la rareza que me forma y que sale por mi piel. Amar la forma de mi cara, a mi cuerpo tratarlo con dulzura y cariño, a mis errores tomarlos como victoria. Aprender a ser amada.
Últimamente la vida se ha tratado de accionar desde el cisne que soy, permitirme ocupar espacio, ser compasiva cuando observo que está respondiendo mi lado de supervivencia. Amar a mi versión del patito feo mientras me recuerdo que hay algo más grandioso dentro de mí y elegir vivir desde ahí.
Estar presente en mi vida y no en mi heridas.
Estar presente en mi grandeza para curar la vergüenza.
Estar presente mientras coexisten ambas versiones.
Estar presente en el movimiento.
Estar presente en mis elecciones.
Estar presente en la transición de patito a cisne.
A partir de ahora decido vivir más y sobrevivir menos. Darme permiso de ser vista, leída, escuchada, amada, admirada, de dar y recibir, de abrir los brazos (y las alas).
-Paola.